Dirk Pilat: Lo peor de la Ciencia en España

Dirk Pilat: Lo peor de la Ciencia en España es la fragmentación de recursos.
04/04/2007 José Manuel Nieves, ABC

Un buen rapapolvo. Eso es, en pocas palabras, lo que Dirk Pilat, director de la División de Política Científica y Tecnológica de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos), ha echado a los responsables de cómo, cuánto y en qué se investiga en España. No se han salvado los políticos, pero tampoco las empresas, ni las universidades, ni siquiera los propios científicos. Con buenas palabras, eso sí, y reconociendo expresamente las buenas intenciones y las ganas de hacerlo mejor de casi todos. Pero sin pelos en la lengua y llamando al pan, pan, y al vino, vino.

En nuestro país, según el informe de la OCDE sobre investigación en España, dirigido por Pilat y presentado ante el secretario de Estado de Universidades e Investigación, Miguel Ángel Quintanilla, la productividad es escasa, la financiación pública a la investigación está fragmentada, las empresas gastan poco en I+D y el creciente compromiso de las Comunidades Autónomas con la Ciencia supone, en la práctica, la duplicación de muchos esfuerzos. Eso, por no hablar de la escasa movilidad de nuestros científicos, ni de la falta de objetivos de nuestras universidades, ni de su escasa capacidad para contratar a los mejores investigadores.

Durante los seis meses que se ha tardado en elaborar el informe, los expertos de la OCDE han «destripado» el sistema sobre el que está basada la ciencia en España. El propio Pilat explica sus principales conclusiones y recomendaciones.

Pregunta. ¿Qué es lo mejor y qué lo peor que ha visto en estos meses de trabajo?
Respuesta. Lo mejor es la ambición. Las ganas de hacer esfuerzos y de mejorar el sistema, que son las correctas. Lo malo es el punto de partida, que no es bueno. Y lo peor, sin duda, es la fragmentación, tanto en el reparto de los recursos como en la selección de las áreas en las que hay que poner un mayor esfuerzo. Existen muchas fuentes de financiación pública que aportan pequeñas cantidades. Y eso limita el tamaño de los proyectos. La financiación privada, por otra parte, es escasa. Y el capital riesgo muy limitado. Se hacen muchas cosas pero de manera fragmentaria y con muchas duplicidades.

P. ¿Cómo evitar eso en un país con diecisiete autonomías que, además, están gobernadas por partidos de diferente signo?
R. En esto no deben importar las ideologías. Lo que se juega es demasiado importante, y no puede hacerse si no se trabaja juntos. Puede que no sea fácil, pero hay que intentarlo. Y debe convertirse, para todos, en un objetivo crucial.

P. Otra carencia que subraya su informe es la poca colaboración con universidades y empresas…
R. Sí. El problema es que, hoy, España no cuenta con buenos instrumentos para conseguir esa colaboración. Los puentes, que los hay, son todavía muy débiles. No funcionan. Las oficinas de transferencia de tecnología no son suficientes. Y deberían poder llegar más lejos. La universidad se centra en el conocimiento y la empresa en el beneficio. El problema es que ambos no crecen al unísono.

P. ¿Y la cuestión de los científicos españoles que se marchan a otros países para no volver?
R. La fuga de cerebros es un problema de toda la UE. Y en España, donde hay muchos pequeños proyectos pero pocos grandes, los grupos de científicos están muy fragmentados. Por eso es difícil atraer de nuevo a los que se fueron. La movilidad es positiva, es bueno que salgan, pero también que regresen alguna vez.

P. ¿Por qué le cuesta tanto entrar al sector privado?
R. Porque en España hay muchas pymes. Y, en general, las únicas preocupaciones de las pymes son las de sobrevivir y crecer. No están interesadas en innovación, Sin embargo, esta percepción tiene que cambiar, si quieren mantenerse en el largo plazo. Y después, hemos detectado que las empresas no tienen fácil acceder a la información que necesitan sobre programas y fondos públicos. Y hay requisitos diferentes en comunidades diferentes. Se hace imprescindible una ventanilla única, que informe claramente de las ventajas y de los criterios. Y que esos criterios sean comunes.

P. ¿Y los científicos? ¿Es bueno el nivel de nuestros investigadores?
R. Ese es uno de los objetivos de una buena política científica. Seleccionar bien, buscar la excelencia, saber reducir fondos y estructuras donde haga falta y aumentarlas donde sea necesario. Una política adecuada es la que se basa en la selectividad. En España es necesario concentrar los fondos en proyectos concretos, y no dispersos, y que se seleccione bien a los científicos. El sistema debe elegir a los mejores. Es un reto para todos.

P. ¿Se invierte poco en España?
R. Cualquier incremento sería bueno, pero no de cualquier forma. Creo que en España se va en la dirección correcta. Pero hay que evaluar mucho más las políticas. Hay un límite en cuanto a lo rápido que se puede aumentar la financiación. Hay que aumentar primero el número de los investigadores. Y concentrarse en identificar la excelencia y los programas de investigación más adecuados.

José Manuel Nieves, ABC

A los futuros universitarios

¿Qué puedo conocer? ¿Qué debo hacer? ¿Qué me cabe esperar?

Ya ha pasado más de un año desde que asistimos a nuestra primera clase de Física en la universidad. Esta nueva etapa en nuestras vidas se abría como un camino lleno de ambiciones e ilusión. Éramos los veteranos del instituto y pasamos a ser los novatos de la universidad, en la cual, casi todo ha sido nuevo y extraño para nosotros: la dificultad de una carrera científica, la forma de tratar con el profesor, las asignaturas prácticas, las fechas de exámenes, la división del curso en cuatrimestres, etc. Este cambio en nuestras vidas ha supuesto madurar, crecer para abandonar la adolescencia y dar paso a una juventud responsable.

Hemos de reconocer que muchos de nosotros no sabíamos con certeza qué nos iba a deparar esta carrera, que todo el mundo insiste en calificar “de locos”…

La reacción es variada y divertida cuando la gente nos pregunta qué carrera estudiamos: suspiros, miradas asustadas y compasivas… Tal vez todo ello motivado por el desconocimiento general de la sociedad acerca de la Física.

En estos tiempos que corren, lo cierto es que al final uno lleva con orgullo eso de ser un “freaky”. Hoy en día, la mayor parte de los jóvenes se despreocupa de todo, no se preguntan acerca del “porqué” ni del “cómo”.

No, ya no se lleva estudiar físicas, el número de alumnos matriculados en primero lo certifica cada año. Y esto no parece ir a mejor. No obstante, este hecho favorece una relación alumno-profesor más cercana, la posibilidad de disfrutar una enseñanza más particularizada. Esto creemos que es indispensable para el buen entendimiento de la Física.

Muchos de los alumnos estamos en esta carrera gracias a que alguien nos metió el gusanillo de la curiosidad por los fenómenos que nos rodean. Lo cierto es que hemos elegido este camino, ya que en cierta manera, algo inquietante se mueve en nuestro interior. Una sed de respuestas que nuestros profesores están empezando a saciar.

Sólo somos físicos en potencia, pero eso ya es suficiente para darnos cuenta de la importancia de las Matemáticas y la Física, de su presencia por doquier en cualquier ámbito de nuestras vidas.

Hemos empezado a aprender a manejar nuestra herramienta más importante, las Matemáticas. Por desgracia, en muchos casos ha quedado comprobado que el nivel de matemáticas alcanzado en el instituto no es el esperado por los profesores (ni por asomo), y mejor no nombrar la expresión oral y escrita, es un reto corregir nuestros exámenes, lo reconocemos.

Nosotros, los estudiantes, tenemos gran parte de la culpa de este “retraso” (por no decir toda). Sin embargo, no creemos que el actual sistema educativo sea el mejor que ha tenido España. La E.S.O. sólo está atontando la mentalidad de los jóvenes al darlo todo en bandeja.

Pero, ¿qué podemos hacer los estudiantes ante este desastroso sistema educativo, ante la epidemia colectiva de la indiferencia?

Respecto a nuestro primer curso de carrera, la dosis de análisis, álgebra, cálculo diferencial e integral ha sido considerable, por no hablar de la informática, nuestra segunda herramienta más útil. También hemos interactuado con la física “real” en la asignatura de prácticas, donde se veía cobrar vida a algunos de los conceptos físicos estudiados.

Hacemos loor a la paciencia y dedicación de los profesores de primer curso. A pesar de todos sus esfuerzos, hemos observado su mirada de desesperación ante nuestra incapacidad de compresión respecto a determinados temas de la carrera.

En sus explicaciones no faltaban expresiones del tipo: “esto es trivial”, “de perogrullo”, “obviamente”. Conceptos que para nosotros eran poco menos que ininteligibles…

Seamos francos, esta carrera es tan bonita como difícil. A la mayoría de nosotros nos supone un gran esfuerzo entender, con todo lo que implica esta palabra.

Pero merece la pena, el hecho de comprender el porqué de ciertos fenómenos nos enorgullece y nos permite desarrollar la estructuración de nuestras ideas, de nuestra forma de actuar y de pensar.

Seguiremos con gran ilusión en esta aventura científica, subidos a los hombros de gigantes como Newton, Einstein, Gauss, Euler, Landau,… Y esperamos que en un futuro cercano podamos formar parte del colectivo que hoy lee el comienzo de nuestra andadura.

Carlos Antón y Guillermo Larraz, estudiantes de Física de la U. de Zaragoza

Fuente: Colegio Oficial de Físicos